martes, 14 de octubre de 2008

Mi visita a una bruja


Se acerca el día de las brujas y dicen los que saben de magia, yo no sé mucho del asunto, que en octubre la magia se va haciendo más poderosa hasta que llega el dia de Halloween, cuando los adultos malevolos van por las calles buscando niños indefensos y virgenes que sacrificar en misas negras en las que toman sangre de perros negros e invocan a los demonios a una fiesta de drogas, depravación y musica repetitiva e incesante.

Lo que si se de magia es que hay gente que vive de eso, de leer el futuro de las personas en hojas de te, cartas del tarot, humo del tabaco o cuentas bancarias. Y desde hace un tiempo para aca he tenido una serie de dudas muy serias sobre el futuro, lo que me inclinó a visitar a una bruja que me venía muy bien recomendada.

Al verme por fin frente a frente con la bruja en cuestión observé dos cosas, tenía ojos muy bonitos, y no tenía cara de gitana, maga de pueblo, ni seguidora de las modas indigenas, era una mujer cualquiera. Me ofreció un tabaco y le dije: No fumo; No es necesario, repuso, sólo tienes que chupar un poco y sostenerlo. Ella tenía razón y yo lo sabía, pero no entiendo de tabacos, y la idea de probar algo que pudiera enviciarme no me gustaba. Probó ofrececiendome chocolate, pero tomo pocos lacteos, y la verdad no me provocaba. El te me provocaba, pero a ella se le habían acabado las hojas. Me pidio la mano, la miró con detenimiento, me miró a los ojos y me propuso pasar al tarot. Siento que mis manos no cumplian con los requisitos minimos de calidad necesarios para que una adivina se tomara el trabajo de usarlas en su adivinación. Finalmente llegamos al tarot.

Repartió las cartas, murmulló cosas de las que no pude entender más que un par de palabras que sonaban como marcador, rayo de sol, herpes y apostar. Pensé en llegarme luego a una casa de apuestas para buscar a un caballo llamado herpes solar, marcador de sol, o rayo solar. Finalmente me dijo que no tenía mucho tiempo pero que me iba a responder dos preguntas. Fui a su oficina a preguntarle tres cosas, eran preguntas muy bien pensadas, planeadas de antemano para evitar toda respuesta ambigua, preguntas ambiciosas con cuya respuesta podría anticipar el futuro del mundo entero, eran preguntas casi perfectas. Ok, sólo podía hacerle dos, dos es mejor que ninguna, el problema es que las preguntas no las tenía por escrito, y el tamborilear de sus dedos sobre la mesa me hicieron poner nervioso y las olvidé todas.

Carajo, dije entonces, qué es lo que iba a preguntar, y antes de darme cuenta la oí decir en voz muy clara: Cosas del futuro. Y va una.

Fue entonces cuando se me ocurrió lo que debía ser mi siguiente pregunta. ¿Que tan mala va a ser la pelicula Crepúsculo? Bastante mala, dijo ella, y me echó de su local.

1 comentario:

Julieta Romero dijo...

¿acaso un alto porcentaje de las preguntas qué cualquier persona le podría hacer a una bruja no son acerca del futuro?
en todo caso mejor la de la película.