domingo, 12 de octubre de 2008

Parte de un escrito

Y si nuestras nociones de
tiempo y espacio estuvieran
equivocadas?
Entonces nada sería imposible.
Henry Reth


El 19 de junio del año 2009 fue tal y como estaba escrito que fuera. Los cielos se abrieron sobre Londres dejando llegar a la tierra rayos solares de una intensidad apenas comparable con los rayos láser que tanto temían los agentes secretos de las películas. Las personas que miraron al cielo se encontraron con un espectaculo inesperado, un pequeño punto de brillante luz en medio del azul cielo. Si el espectaculo hubiese sido sólo ese pequeño punto de luz nada hubiera ocurrido, pero el cielo como si fuera de una sustancia parecida al plastico no hizo más que contraerse sobre sí mismo, y el pequeño punto de luz fue pronto una inmensa mancha luminosa, y antes de que acabara el día en inglaterra ya no quedaba ya nada del cielo. Y la mitad de la tierra estaba perfectamente carbonizada. Unos pocos sobrevivientes durante la noche lloraron a sus muertos y esperaron al día siguiente con la firme convicción de que no había futuro para la humanidad sobre la tierra.

La otra mitad del mundo contó con menos suerte. Al amanecer ya el cielo había desaparecido por completo y la mayor parte de ellos ni siquiera logró despertar. Ningún humano jamás pensó que la transición iba a ser tan rápida. Nadie hubiera apostado que la humanidad desaparecería en un sólo día. Pero el día del suceso había sido predicho con meses de anterioridad. Las naves, cargadas con los mejores representantes de las lineas genéticas importantes de la tierra iban ya en camino a un planeta Marte que estaba a punto de terminar su terraformación.

Nadie dormía en las naves. Los sistemas de hibernación no habían sido terminados antes de la fecha del viaje. En cada nave 100 personas divididas en pequeños grupos buscaban maneras de pasar el tiempo, algunos jugaban a los dados, otros practicaban trucos de cartas, o miraban grabaciones educativas para saber más de geología, matematicas, fisica o quimica. Era sabido desde antes de empezar el viaje que no había manera de llevar cien adultos hasta Marte en las pequeñas naves que debían ser utilizados. La solución fue usar niños. Cientos de niños jugaban, aprendían y creaban lazos sociales en las naves, lazos que con el tiempo podrían llevar a la humanidad a su mayor esplendor.

Meses despues unos pocos niños debiles y con musculos atrofiados por el poco ejercicio llegarían a Marte. El planeta ya estaría completamente terraformado y los adultos ya radicados en él adoptarían a los niños. La humanidad seguiría su curso.

En la noche un hombre observaba una calle en particular en la ciudad principal del mundo. -–No es natural tanto silencio– se dijo, – No es este el mundo que conozco–. Buscó en su memoria eventos que podrían haber ocurrido en esa noche, y no pudo recordar ninguna razón para tanto silencio. Tomó en sus manos uno de los manuscritos que llevaba consigo, y empezó a leer mientras esperaba . Era 21 de junio del 2009 y el sol iniciaba su ascenso.

No hay comentarios: